Linea de Atención para celular 192 | Ver todas las lineas de atención
Linea de Atención para celular 192, opción 4.
¿Cómo mejorar la convivencia y cuidar las relaciones?
Construir una rutina personal y familiar que incluya hábitos de aseo personal, actividad física y alimentación saludable. Distribuir tareas y aprovechar el tiempo en casa para compartir con la familia y buscar alternativas para hacer actividades divertidas, aprender sobre temas de interés o realizar reparaciones.
Hablar y escuchar sobre las emociones y sentimientos que causa la situación en general. Respetar los espacios de los otros en casa, compartir responsabilidades, ofrecer ayuda, compartir momentos de apoyo emocional y comprensión.
Trabajar en equipo. Conversar amigablemente a diario sobre las dificultades que se pueden presentar al convivir durante el aislamiento y esforzarse para hacer frente a estas dificultades entre todos.
Atender las necesidades e inquietudes de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Es importante explicarles que quedarse en casa es la mejor forma de evitar contagiarse o contagiar a otras personas.
Cuidar el consumo de información. Antes de enviar cualquier mensaje por redes es necesario contrastar la información y asegurar que proceda de una institución oficial (Ministerio de Salud, Instituto Nacional de Salud, Universidades, OMS, etc.) para no alimentar miedos.
Mantener contacto con seres queridos y personas que puedan requerir apoyo. Conversar con otros sobre el estado de ánimo y el afrontamiento a la situación ayudará a permanecer unidos.
¿Cómo controlar las emociones propias y en otros?
Mostrar interés por los sentimientos de otros y manifestar comprensión, sin asumir la responsabilidad de los sentimientos y emociones de otros.
Explorar qué situaciones generan temor, tristeza, frustración, alegría y/o esperanza por qué.
Considerar qué aspectos de esas situaciones se puede controlar y cuáles están fuera de control.
Evaluar qué aspectos de la vida se están viendo afectados por las emociones emergentes.
Comunicar a quienes están alrededor la emoción más frecuente y la situación(es) que la desatan.
Construir una lista de prioridades y un plan de acción para atender los asuntos más urgentes.
Evitar la exposición prolongada a noticias dedicadas a la epidemia y dedicar tiempo a realizar actividades de ocio y distracción.
Brindar o buscar apoyo emocional (no estás solo, yo te apoyo, aquí estoy, qué puedo hacer).
¿Cómo manejar el miedo a la enfermedad?
Evaluar las circunstancias reales sobre la posibilidad de contagio, preparar un plan frente a un posible contagio, qué hacer, cómo actuar.
Revisar constantemente el estado físico y signos de alarma como taquicardia, dolores de cabeza, dolor articular, llantos descontrolados, dificultades de concentración, insomnio o cambios de apetito, que puedan indicar un desequilibrio emocional.
Usar la respiración profunda y movimientos articulares cuando se perciban estos síntomas.
Evitar los pensamientos negativos hacia sí mismo, la familia o la sociedad.
Considerar siempre dos escenarios posibles frente a una situación con alta carga emocional.
Procurar hablar de las emociones y preocupaciones con personas de confianza.
Evitar la exposición prolongada a noticias dedicadas a la epidemia y dedicar tiempo a realizar actividades de ocio y distracción.
¿Cómo responder a situaciones de violencia?
Reconocer que existe violencia intrafamiliar, económica, física, sexual y/o psicológica. Puede manifestarse en amenazas, golpes, gritos, insultos, privación de la libertad, imposición y abusos, lo que resulta en un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico.
Hacer uso de la fuerza y causar daño a la integridad física es violencia física.
Degradar, controlar, reducir, ridiculizar por las acciones, creencias o decisiones de otro, es violencia psicológica.
Amenazar, controlar o manipular a otro a través del miedo u otro mecanismo, es violencia psicológica.
Obligar a cualquier acto de tipo sexual a otro usando la fuerza, la intimidación psicológica o económica, es violencia sexual.
Obligar a cualquier acto de tipo sexual aprovechando condiciones de poder sobre otro, es violencia sexual.
Negar y/o controlar el acceso a los recursos económicos a otra persona es Violencia económica.
Tener presente que niños, niñas y adolescentes, mujeres y hombres con orientación sexual diversa son personas en riesgo de ser víctimas de violencia.
Enfrentar situaciones de violencia requiere comprender que no existe ninguna justificación para vivir o experimentar una situación de violencia, por lo que es necesario hablar de la situación con alguien que ofrezca seguridad y ayude a activar las rutas de ayuda, tomar distancia del victimario, en la medida de lo posible, y llamar a las líneas de atención a nivel nacional.
Normalizar la ayuda, no la violencia. Conocer situaciones de violencia requieren que se le de credibilidad total a la víctima y se brinde ayuda para tomar distancia del victimario. Nadie vive en la violencia por gusto, no todas las personas se sienten capaces de denunciar por sí mismas.
Acudir a las autoridades es un derecho, está permitido salir durante la cuarentena si se es víctima de violencia.
Llamar a las líneas de atención a nivel nacional.
¿Cómo prevenir la violencia por miedo al contagio?
Consultar información confiable especialmente sobre las formas de contagio.
Seguir los protocolos de higiene previstos para evitar el contagio.
Ser solidario y respetuoso con los trabajadores de la salud por su labor.
Brindar mensajes de apoyo y solidaridad a las personas en riesgo o enfermas.
Buscar información para comprender la situación particular de las personas contagiadas.
Evaluar las posibilidades reales de contagio por la persona que se está rechazando.
Comprender que en la mayoría de los casos el virus es curable por sí solo siguiendo recomendaciones.
Promover mensajes en redes de apoyo y solidaridad por los casos positivos y sus familias.
Utilizar las redes sociales si se es un caso positivo para enviar mensajes y recomendaciones a otros.
Cumplir con la cuarentena es la manera de aportar a quienes ya tienen complicaciones por la enfermedad y a los profesionales de la salud.
Establecer medidas de higiene propios y en el hogar es responsabilidad de cada uno, y no solamente de quienes ya están contagiados.
¿Cómo manejar la ansiedad?
Identificar y manejar situacionespunto
Reconocer síntomas fisiológicos constantes como dolores de cabeza, taquicardia, temblores, tics, dificultad para dormir, perdida o aumento del apetito.
Identificar en una lista las posibles situaciones o pensamientos que desencadena esos síntomas.
Identificar qué miedos o angustias específicas generan esas situaciones.
Considerar las posibles consecuencias de esas situaciones.
Analizar la probabilidad de ocurrencia de cada una de esas consecuencias.
Identificar qué se puede controlar desde casa y con los recursos disponibles.
Pensar sobre cómo se puede mejorar la situación.
Contemplar posibles consecuencias favorables de esa situación.
Identificar la utilidad o inutilidad de pensar en las consecuencias negativas.
Control de pensamientos
Reconocer pensamientos que generan estados de ánimo incómodos.
Consultar información oficial para identificar si hay evidencias que den razón a ese pensamiento.
Analizar la información para responder si ese pensamiento puede considerarse probable.
Preguntarse, si se cumple este pensamiento, ¿qué es lo peor que podría pasar?
Evaluar la utilidad del pensamiento para ejecutar las tareas diarias.
Descartar aquellos pensamientos que no son útiles o paralizan.
Identificación de síntomas
Realizar un chequeo de las emociones, la condición física y la calidad del sueño cada mañana.
Identificar el primer pensamiento del día.
Reconocer actividades diarias que generan emociones agradables.
Determinar qué actividades diarias generan emociones desagradables.
Aclarar qué de esa actividad genera emociones desagradables.
Considerar en qué medida afectan estas emociones el día a día.
Reconocer cómo se puede afrontar la situación bajo el control individual.
Revisar qué paso en el día y cómo afectó el cuerpo, antes de dormir.
Buscar apoyo profesional si se siente que la tensión es muy difícil de controlar. Llamar a las líneas de emergencia como 123, líneas territoriales de salud mental o acudir a algún terapeuta vinculado a los programas voluntarios dispuestos por internet, buscar en plataformas virtuales o acudir a conocidos expertos que ayuden a manejar la situación particular.
¿Cómo manejar el estrés?
En casa:
Mantener actividades de ocio, relajación y vinculación social.
Realizar actividades manuales que impliquen concentración y motricidad fina (pintar, cocer, armar).
Cuidar el cuerpo de sustancias estimulantes como energizantes, cafeína o sustancias psicoactivas.
Reducir el consumo de noticias, incluso las redes sociales.
Respirar profundamente, estirar o meditar.
Tratar de comer alimentos saludables y comidas bien balanceadas.
Hacer ejercicio con regularidad.
Dormir lo suficiente.
Escuchar música relajante con sonidos de la naturaleza o tibetanos.
Tomar baños y dedicarse espacio al cuidado personal.
En niños, niñas o adolescentes:
Sacar tiempo para hablar con el niño/a o adolescente acerca del brote de COVID-19.
Asegurar al niño o adolescente que están seguros.
Aceptar sus emociones.
Estar alertas a cambios o reacciones fisiológicas en ellos.
Preguntar por sus emociones, angustias e intereses.
Compartir actividades de interés para ellos.
Enseñar actividades de respiración y relajación con ellos.
Conservar rutinas de sueño y descanso óptimo para ellos.
Limitar el uso de tabletas, computadores y tecnologías para ayudarle al descanso.
En el personal de respuesta:
Reconocer espacios para buscar apoyo y consuelo en la familia.
Reconocer síntomas físicos (fatiga, enfermedad) y mentales (temor, retraimiento, culpa).
Tomar un tiempo para la familia y las personas que le generan bienestar.
Hacer una lista de las actividades de autocuidado personal que disfruta, como pasar tiempo con los amigos y la familia, hacer ejercicio o leer un libro.
Dejar de seguir la cobertura del COVID-19 en los medios de comunicación, de tanto en tanto.
Pedir ayuda si se siente la preocupación por el COVID-19 es abrumadora, afecta la capacidad para cuidar a la familia y a los pacientes.
Buscar apoyo profesional si se siente que la tensión es muy difícil de controlar. Llamar a las líneas de emergencia como 123, líneas territoriales de salud mental o acudir a algún terapeuta vinculado a los programas voluntarios dispuestos por internet, buscar en plataformas virtuales o acudir a conocidos expertos que ayuden a manejar la situación particular.